Bernardo Larraín Matte - Colbún - Revista Gestión

Aunque en los últimos meses el gerente general de Colbún, y miembro activo del grupo Matte, ha debido batallar con números rojos, el ejecutivo afirma con convicción que el conglomerado seguirá invirtiendo fuerte en el negocio eléctrico.
Bernardo Larraín Matte, gerente general de Colbún, es de aquellos ejecutivos que se distinguen por su sencillez. Algo que incluso se nota en su oficina, la que posee dimensiones bastante modestas para el cargo que ostenta. Un sello que es característico de su familia, controladores de uno de los grupos más importantes del concierto nacional. Hijo de Juan Gabriel Larraín y Patricia Matte (además de ser sobrino de Eliodoro y Bernardo Matte), Bernardo, con 42 años, es el segundo de los cuatro hijos del matrimonio.
Es así, como en el núcleo familiar de los Larraín Matte, aparecen Patricia, la mayor, que es profesora y quien trabaja junto a su madre, seguida por Magdalena, psicóloga de profesión (quien ha trabajado en diversos colegios), y finalmente Jorge, quien estuvo los últimos dos años viviendo en Inglaterra, estudiando sociología en London School of Economics, y quien a su regreso, se ha integrando a trabajar en el grupo.
Frente a la relación con su padre, Larraín comenta que por varios años trabajó al lado de él, “sobre todo cuando participé en la Minera Valparaíso, cosa que hoy día es distinta, ya que estoy dedicado solamente a Colbún. Ahora, a él le encanta el tema eléctrico. De hecho, junto con Emilio Pellegrini y el equipo que hace años administraba la generadora del grupo, que era la eléctrica Guarda Vieja, fueron los grandes gestores de la fusión de dicha compañía con Colbún”.
Es gracias a esa historia, que su padre, según Larraín, “sigue muy involucrado en el tema, por lo que me llama constantemente. El sabe perfectamente la situación del despacho de las centrales, tiene un nivel de detalle increíble, por lo que me hace estar muy informado por sus constantes preguntas. Ha sido un gran apoyo y me hizo aprender que todo ejecutivo tiene que estar atento a los detalles, ya que hay que darle tanta importancia a lo global y estratégico, como a este punto. Es por ello que mi padre ha sido una gran inspiración”.
En cuanto a su madre, Patricia, el ejecutivo confiesa que siente una gran admiración por su abnegada labor en el campo educacional nacional. “Toda su vida ha estado dedicada a este tema y le ha entregado muchas horas a esta labor, desde la época del Gobierno Militar hasta hoy día, donde tiene la disposición de trabajar en comisiones, al igual que con la recién asumida ministra”, indicó.
Sin embargo, al mencionar a su mujer, el tono de voz de Larraín muta. Con emoción señala que está casado con Bernardita Cosmelli, matrimonio del cual nacieron sus dos hijas, una de un año y medio y otra de tres años y medio.
“Me casé de viejo, de hecho llevo solamente seis años de matrimonio, por eso tengo dos hijas pequeñas. Con mi mujer básicamente tenemos una vida muy normal, tratamos de estar mucho en familia. Pasamos bastante tiempo en el campo, en Pirque, ya que trato de separar la oficina con la casa, situación que el último tiempo no ha sido fácil de hacer, ya que las horas han sido muy largas. Desde que asumí en Colbún, le he dedicado más tiempo del que un equilibrio razonable recomienda, por lo que ella ha sido un gran apoyo”, manifestó.
Las Lecciones
Larraín recuerda con alegría su paso por el Colegio Tabancura, establecimiento que le inculcó según él, “valores que han sido muy importantes en mi vida, como la rigurosidad, la disciplina y la autoexigencia. El Tabancura inculca la austeridad, la sencillez, a pesar de éramos alumnos privilegiados, por tener los recursos para estudiar ahí”.
Luego, dio los primeros pasos en su formación empresarial, al ingresar a estudiar ingeniería comercial en la UC, donde confiesa, tuvo un comienzo un poco accidentado. Rememora que en el mechoneo, “dentro del forcejeo de las bromas que realizan los estudiantes de segundo año, me caí a una pileta y me quebré el cráneo y una cervical, por lo que partió un poco mal dicha etapa. Sin embargo, hice muy buenos amigos, al igual que en el colegio, grupo humano que hasta el día de hoy son las personas más cercanas a mí”.
Al regresar, Larraín experimentó una de sus etapas más importantes en su carrera laboral: trabajar en el grupo Enersis. “Estuve trabajando un año y medio en Enersis. Fue algo muy interesante, ya que trabajé entre el año ‘89 y ‘91, donde la compañía estaba tomando el control de Endesa Chile. Para mí fue especial, ya que un cabro recién egresado, que logró trabajar con gente tan competente, fue algo extremadamente enriquecedor”, sostuvo.
Posteriormente, como se acostumbraba, Bernardo emprendió el vuelo y viajó a Inglaterra a realizar un MBA en Finanzas, en el London School of Economics. “Fue una experiencia excelente, ya que Londres es una ciudad fascinante, además que el London School of Economics tiene un ambiente intelectual muy interesante. En esa época me gustaban mucho las finanzas, por lo que realicé una especialización teórica en el tema”, aseveró.
Posteriormente, el ejecutivo trabajó un año en el banco Rothschild –antiguos socios de Bicecorp, matriz financiera del grupo- donde realizó fue un trainee, “por lo que estuve en diversas áreas de la entidad. Gracias a ello, aprendí más de lo que aporté. Asimismo, trabajé en un team de finanzas corporativas, especializado en Latinoamérica”.
Su Ingreso al Grupo
Luego de su paso por el Viejo Continente, Larraín volvió en el ‘93 a Chile, incorporándose a Minera Valparaíso, liderando un equipo que se preocupaba principalmente, en apoyar las filiales del grupo Matte, sobretodo aquellas que eran más pequeñas, como Volcán, el Puerto Lirquén y la eléctrica Guarda Vieja.
Sin embargo, en 2003, el ejecutivo decidió realizar un pit stop, y junto a su mujer, tomó rumbo a Estados Unidos, para efectuar un máster en administración de empresas, en la Universidad de Stanford. “Fue una experiencia increíble, en un curso con muchos emprendedores, como también de varios ejecutivos, con profesores excepcionales. Esa decisión fue para terminar una etapa, la que fue muy analítica, donde también fui director de algunas empresas como Molymet”, comentó.
No obstante, al regresar al país, Larraín se enfrentó al proceso de fusión de la eléctrica Guarda Vieja con Colbún, donde el grupo Matte tenía una participación minoritaria. Como consecuencia de la operación, el conglomerado tomó el control del 50% y “se decidió de tener una presencia mucho más relevante, de empaparse del negocio, de convertirlo en una insignia del holding y fue en dicho escenario, que se determinó que yo tomara la gerencia de la compañía”.
Respecto a este desafío, el ejecutivo comenta que “ha sido una etapa muy cambiante. Tomé el mando en diciembre de 2005 y el año siguiente fue el mejor de la historia de la compañía, por lejos, así que ahí tuve un Veranito de San Juan. El siguiente fue a la inversa, ya que tocó un año muy seco, sin gas y con acuerdos comerciales en base a generación mediante ese hidrocarburo, el que tuvo que ser reemplazado con diésel, que es mucho más caro”.
Según Bernardo, el paso por Colbún ha sido muy exigente y desafiante, pero al mismo tiempo, extremadamente interesante, “por lo que estoy muy motivado, ya que las ganas la mantengo. Afortunadamente no he llegado a niveles de frustración, aparte que se sabía que Colbún podía padecer un escenario como este, ya que cuando se tomó el control, el gas se estaba restringiendo y se pensaba que sólo podía empeorar”.
Pero dicha experiencia amarga, no la ha tenido que cargar solamente él, algo que el ejecutivo agradece. “Ha sido muy importante tener un directorio como el que tenemos, con un presidente como Bernardo Matte, ya que todos han puesto el hombro, debido a que existe una estrategia de largo plazo, con directores muy activos y eso ha sido un gran valor para Colbún. Es muy valioso, además, que todos los accionistas son conocedores del negocio, por lo que el equipo gerencial se ha sentido muy apoyado”, agregó.
* El 2009 Comienza la Recuperación de Colbún ¿Cómo analiza los resultados del primer trimestre?
- Claramente este primer trimestre de 2008, es herencia del mal año hidrológico que fue 2007. Por ende, no son sorpresivos los resultados de este periodo. Ahora, nosotros igual tenemos mecanismos de cobertura, por lo que tenemos ciertos techos que nos protegen. De todas maneras, no cabe duda que son resultados insatisfactorios.
* ¿Cuándo se van a revertir?
- Mientras no cambie la estructura de contratos, algo que ocurrirá en 2009. Esa situación estrecha, potencialmente puede mantenerse entre este ejercicio y el próximo. De todas maneras estamos conversando con nuestros clientes, para repactar los contratos, algo que hemos efectuado con varios.
* ¿Han pensado cambiar el plan de inversión?
- Nosotros tenemos la convicción, de que debemos reducir nuestra exposición, pero paralelamente, tenemos que desarrollar nuestro plan de inversión como estaba trazado. Tenemos centrales en construcción, como la planta a carbón de Coronel, de 450 MW, con una inversión de US$700 millones, además de la central de respaldo Los Pinos de 100 MW, con una inversión de US$70 millones, aparte de dos proyectos hidroeléctricos, como el San Pedro, que está en evaluación ambiental, con 150 MW, por US$130 millones y el proyecto Angostura, de 600 MW, con una inversión de US$450 millones, los que suman unos US$1.500 millones.
* ¿Qué le parece la oposición al proyecto HidroAysén?
- Hay que pensar que no se puede seguir por un camino de dependencia con respecto a los combustibles externos. Dicho eso, creo que nuestra principal fuente energética es la hidrología, con un potencial tremendo, que se estima en 20.000 MW. Hay que tener la convicción que son campañas interesadas, cuyo argumento que repiten y repiten es un concepto, ya que si entran en los detalles científicos, quedarían mal parados.
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